...Y A TI TE ENCONTRÉ EN LA CALLE. (FICUS)

Os quiero contar la curiosa historia de este ficus que me encontré en un solar cerca de mi casa.

Estaba allí en medio de la maleza y con un aspecto muy poco saludable.  

Lo primero que hice fue podarlo completamente. Le quité todas las ramas que aún tenían alguna hoja, después lo regué y lo dejé en el solar hasta la semana siguiente, necesitaba un tiempo para preparar los materiales que iba a necesitar: tierra, maceta, abono... 

 

Manos a la obra:
Lo primero fue desenterrar el cepellón del suelo y transportarlo a casa.

Lo siguiente fue poner unas cuantas piedras en el fondo de la maceta para facilitar el drenaje del agua y evitar el encharcamiento de la tierra.

Después rellené la maceta con tierra y un poco de abono.

Limpié un poco las raíces que más sobresalían y le quité parte de la tierra que tenía entre ellas.

Este es el aspecto que presentaba el cepellón después de limpiarlo.

Al  meterlo dentro de la maceta la planta quedaba muy arriba, el cepellón era demasiado grueso y si no quedaba por debajo del tiesto a la hora del riego, el agua arrastraría la tierra fuera del cuenco. 

Tocaba pues recortar las raíces. No tengáis miedo a la hora de tocar las raíces pues los ficus no son nada delicados, como veis corté el cepellón con un cuchillo.  

Ahora si que se metía lo suficiente como para dejar un borde que luego viene muy bien a la hora del riego para que no rebose la tierra.

Solo quedaba rellenar con tierra los huecos laterales entre el cepellón y la maceta.

Un buen riego y a esperar cruzando los dedos para que todo salga bien.

Hay que tener paciencia y esperar como mínimo de dos a tres semanas para que el ficus empiece a dar señales de vida. Cuando se tocan  las raíces incluso hay que esperar un poco más, siempre regándolo cuando corresponda.

Este es el aspecto que tiene ahora después de aproximadamente un par de meses.
Los ficus son muy agradecidos y cuidándolos un poco los tendréis muy lustrosos.

Saludos.